Otra manera de probar la reencarnación. El caso Mirta

Hemos dicho muchas veces que la HIPNOSIS CLINICA REPARADORA (HCR) no intenta probar la reencarnación. Pero sin duda alguna nos encontramos a diario con evidencias que, a nuestro entender, constituyen pruebas.

Por supuesto que todas admiten otra lectura o interpretación y nuestra intención no es polemizar con quienes no compartan nuestra opinión, sino compartir algunas de las múltiples experiencias que hemos tenido la fortuna de vivir.

EMOCIONES

La aparición de emociones vívidas es uno de los criterios de verosimilitud que aplicamos para este juicio: Cuando uno hace una regresión a la niñez, el paciente no recuerda sino que revive los sucesos de su infancia. Por eso es que gime, se retuerce, llora. Por eso es que es posible REPARAR sus traumas entrando en sus registros y agregando el afecto que le faltó en el momento original.

Pero, ¿Cuál es la explicación cuando lo que se evoca sucedió en otra vida? Cualquiera es capaz de imaginar cuan mal se sentiría alguien que ha perdido un hijo trágicamente pero, en principio, es casi imposible fingir inclusive esos sentimientos. Eso queda relegado solamente a los grandes actores y actrices.

EL CASO MIRTA

A principios de 1999 acude a nuestro consultorio MIRTA, proveniente de una provincia norteña. Nos plantea que, sin querer, sofoca, ahoga con sus cuidados excesivos a una hija de 9 años. Que racionalmente se da cuenta de su falla pero que no puede evitarlo.

En hipnosis regresa a una vida anterior en la antigua Grecia. Ella se llama SILECTA y vive en un poblado llamado ARUMO. En un momento nos dice que está escapando con un niño en sus brazos.

Esta es la desgrabación de esa parte de la regresión:

-Voy corriendo… con un bebé…
-¿Huís de alguna parte?
-De algo, del pueblo. Me escondo… Con un bebé… (Suspira profundamente. Luego continúa hablando con angustia, al borde del llanto) Me escondo…
-¿Dónde te escondes?
-En una pared… Algo pasa, no sé qué pasa pero yo me tengo que esconder…
-¿Y el bebé?
-Está conmigo. Es rubio, es varón. Tengo que seguir corriendo… ¡Soldados, son soldados!
-¿El bebé es tu hijo?
-Sí (casi llorando).
-Sí, decime.
-(Comienza a llorar desesperadamente, ahogándose en sus propias lágrimas) ¡Se me cae!
-¿Se lastima?
-¡Sí! (Llora y gime) ¡Siii! Los soldados… Los soldados…
-¿Sí?… ¿sí?…
-…(Llora sin parar)
-¿Atacan al bebé? ¿A vos?
-¡¡¡LE PASAN CON LOS CABALLOS POR ARRIBA!!! (Llorando y gritando)… Les grito de horror pero no hacen nada…
-¿Y a vos te atacan?
-(Ahogándose en llanto) ¡Mi bebé…! ¡Mi bebé!…
-(Como la paciente no puede parar de llorar trato de sacarla del instante que está atravesando) Yo cuento hasta tres. Yo cuento hasta tres y vos vas a avanzar cuarenta y ocho horas en el recuerdo: Unos, dos, tres. Pasaron cuarenta y ocho horas… ¿dónde estás?
-(Sigue llorando en forma desesperada) Lloro… Y camino… ¡PERO MI BEBE NO ESTÁ!… ¡NO ESTÁ!… ¡NO ESTÁ!… ¡NO ESTÁ!…
-Ahora yo voy a contar hasta tres y vas a avanzar un mes en el recuerdo: Uno, dos, tres.
-(Cesa el llanto. A continuación sigue hablando con voz muy temblorosa) Estoy sentada…
-Ahora que estás un poco más serena…
-… en el piso…

La sola lectura de este texto no dice nada especial. Puede tratarse de una situación creada por la imaginación de la paciente. Pero si usted se anima a escucharla se enfrentará a la más dramática de las regresiones que presencié. No conozco ninguna actriz que sea capaz de interpretar así estos parlamentos.

Los parlamentos incluidos en el recuadro están a su disposición: Si desea vivir esa experiencia cliquee aquí:

Escuche a MIRTA:

¿Lo ha hecho? No se lo pierda. Para nosotros la única interpretación posible para tanto dramatismo es que la paciente ha logrado revivir una tragedia sufrida en una vida anterior, que por su magnitud ha superado los límites del tiempo cronológico. Si tiene usted una interpretación distinta queremos conocerla.

Pensémoslo: Es comprensible que una madre a la que se le cayó un hijo de los brazos muriendo aplastado por caballos, le cueste soltar a otra hija en una vida posterior. Lo más importante es que, 48 horas después de la regresión, MIRTA nos cuenta que ha podido dormir descansadamente por primera vez en su vida y que ya ha comenzado a cambiar en el trato a su hija, ha comenzado a soltarla.

Han pasado muchos años. Continuamos en contacto con ellas y el problema jamás se presentó nuevamente.

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